Carmelitemissionaries

St. Francis Xavier Province, India

Monday, March 3

HACE 60 AÑOS (1952-2014)

Dios llama a quien quiere y solo porque quiere. La mejor prueba de ello, es mi vocación.

Tenía yo solo 15 años, estaba en mi internado,(llamado Colegio de Doncellas Nobles, aunque allí no había nadie de la nobleza, fundado por el Cardenal Silicéo, hace 5 siglos, para hacer buenas madres de familia,y regido por seglares), haciendo mis estudios de Bachillerato, junto con otras 16 niñas, muchísimo más buenas y físicamente más agraciadas que yo.

Una joven compañera de internado, aunque no de curso, se marchó Religiosa, y fué cuando, casi oí que Alguien me decía al oído : “ por que  tu no” Así fué el principio de mi Vocación.  Siguieron casi 5 años, luchando contra ese “por que yo”, pero poco a poco, El y solo El, me fué convenciendo de que me quería para hacerme feliz dándole  la Gloria, que si no le daba yo, no se la  daría nadie.

 Como aterricé en Pamplona? Yo ni sabía que existían las Carmelitas Misioneras: fué el Sacerdote con el que me dirigía, el que me dijo: “En Pamplona, hay unas Monjas Misioneras muy majas”, y allí que escribí sin saber a quién me dirigía. No me atrajo ni Teresa de Avila, ni Juán de la Cruz, ni Teresita de Lisieux, sabía muy poco sobre ellos, solo que habían existido y poco más. El único que me atraía era El, entregarme a mi Padre Dios, para darle Gloria haciendo el bien a los demás.

Como solo tenía 22 años cuando Profesé, la entonces General Presentación San Martín, me dijo que esperara, pero que si no me
daban la visa en la India, sería una de las fundadoras de Africa.
Durante mis 15 años de C.M. en España, enseñando desde Párvulos a Metemática, Física, Química y hasta Latín (que en realidad  sabía muy poco), pasé momentos de altos y bajos, de euforia y abatimiento, de gozo y tristeza, de ser comprendida y ser incomprendida: pero El no me dejó ni un solo instante. Casi  sentía Su cariño que me hacía quererle más y más.

Después de mucho esperar, me llega la noticia de que lo más seguro será, el sí a la India, pero que no me darían la visa como maestra, sino como enfermera. Así que a cambiar de vocación. Durante más de un año, atendí a unos cursos de enfermería, y como las clases eran por la tarde, me pasaba las mañanas haciendo prácticas de Laboratorio, Rayos X y Maternidad, en el Hospital Militar de Burgos.

Como todo llega, también llegó el día de mi partida. El 15 de septiembre de 1969, embarqué en Barcelona, rumbo a mi  India.
Si he de ser sincera, no recuerdo del viaje gran cosa, excepto el miedo que sentía a lo nuevo, el gran gozo, que cubría el miedo y una anécdota graciosa. En mi primer desayuno, el camarero, me preguntó si quería burro (el barco era italiano) Como es natural suponer, contesté que no, pero por curiosidad, miré a mi alrededor, y vi que burro era mantequilla.

Llegué a Bombay  el 14 de octubre. En el Puerto, me esperaban Hnas. M. Luisa Diaz-Caneja, que era de mi tanda , junto con Natividad Pastor  y el P. Luis Arza, a los que no conocía. Ese mismo día, cogimos el tren que nos trajo a Baruch, donde llegamos a las 5 de la madrugada.Como nos esperaba el jeep, llegamos a Dediapada bastante temprano. Era el día de Santa Teresa, por tanto, mi Santo.




El recibimiento fué apoteósico, aún recuerdo a las Hnas.Cecily Pinto, poniéndome una girlanda y a Elisabeth Urumbeth,abrazándome de una forma muy especial. Ah! el actual Arzobispo de Gandínagar, Stany Fernendes, me recibió regalándome un precioso ciervecito.

En mis 45 años  aquí, puedo decir que he hecho de todo, bueno y malo. He tenido también como en España, ratos de tristeza y de gozo, de altos y bajos etc.etc. y también como en España El ha estado a mi lado, consolándome cuando ha sido necesario, gozando a mi lado y trabajando conmigo.

Desde hace 10 años, he tenido que volver a cambiar mi vocación. Ni maestra ni enfermera, sencillamente escribiente, ó como se quiera llamar, encargada de la correspondencia con nuestros bienhechores,  tratando de ayudar económicamente  a la Provincia y, espiritualmente a las personas con las que me comunico. Todo el día frente al ordenador, por eso de que los tiempos cambian y hay que modernizarse.

Ahora , a mis 82 septiembres, y 60 años de de Vida Consagrada, de los cuales he pasado 42 en mi querida India, solo tengo el deseo de ser Santa. Lo malo es que no lo soy. Como diría Santa Teresita, aún no he subido ni el primer peldaño de la escalera. Pero también como ella, estoy segura que mi Padre Dios, al ver que quiero  no puedo, bajará El mismo y me subirá. De esto estoy segura porque la mayor gracia que he recibido en mi vida, es la de FIARME PLENAMENTE DE EL.
                                                                      
                                                                       Hna. M. Teresa de Jesús C.M.

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